viernes, 7 de diciembre de 2007

Opciones solidarias






Un Techo para mi País Argentina forma parte de una ONG latinoamericana de jóvenes voluntarios, con presencia en nueve países del continente: Chile, Uruguay, Perú, Brasil, Colombia, El Salvador, Costa Rica, México y Argentina.
A través de un modelo de intervención propio, trabajamos con quienes viven en la extrema pobreza para que logren desarrollarse como comunidad, sin recurrir al asistencialismo, y mediante el esfuerzo conjunto de voluntarios y familias beneficiadas. Para conseguirlo, seguimos un programa de 3 pasos.








1.Construcción de una vivienda mínima de emergencia: la casa es simplemente un primer paso en la aproximación a la realidad de cada una de las familias y del barrio. Si bien satisface una necesidad básica inmediata, su principal objetivo es permitir el acercamiento de la organización con la gente del asentamiento. Se trata de un módulo habitacional de 18 metros cuadrados, construido a partir de paneles prefabricados por una cuadrilla de voluntarios, con ayuda de la familia beneficiada.



2. Intervención social: luego de adquirir un conocimiento certero de la situación del barrio y de las necesidades de sus habitantes, se comienza a trabajar en la elaboración de soluciones en conjunto con las familias del lugar; dando prioridad a los problemas que el mismo asentamiento identifica como más urgentes. Las soluciones que se desarrollen en esta segunda etapa pueden incluir: mesas de trabajo, capacitación en oficios, gestión de microcréditos, entre otras.


3. Desarrollo Comunitario: La tercera etapa del proceso tiene un desarrollo a largo plazo. Consiste en lograr que en el asentamiento se genere un sentimiento de "comunidad", con vecinos unidos, concientes de sus derechos y obligaciones como ciudadanos, y que han adoptado una sensación de pertenencia y de responsabilidad por su barrio.


Existe además otra dimensión del trabajo de la organización, que tiene que ver con la otra cara de la sociedad, los jóvenes, en su mayoría universitarios, quienes participan en las construcciones de Un Techo para mi País.
Entendemos que en esta gran cantidad de jóvenes se encuentran los futuros líderes del país; estos profesionales serán los gerentes, dueños, intendentes, gobernadores o presidentes del mañana. Y simplemente por haber pasado por la experiencia de una construcción, y haber compartido dos días con familias que viven en extrema pobreza, su forma de pensar jamás volverá a ser la misma, porque en el contacto directo desaparecen los prejuicios, se enriquecen los puntos de vista, y se logra la comprensión recíproca entre distintos sectores sociales.

Quiebre de un aparente eterno respledor

En las primeras décadas el siglo XX, la Argentina figuraba en un puesto destacado entre las naciones más promisorias del mundo. La economía crecía a ritmo sostenido, se incorporaban capitales que construían la red de transportes que uniría al país, afluían masivamente los inmigrantes que contribuyeron a poblarlo y a su puesta en explotación, la educación se extendía, reduciéndose drásticamente el analfabetismo. Es decir, las perspectivas en el largo plazo eran favorables.

Si en aquel momento alguien hubiese afirmado que hacia finales del siglo XX la situación iba a ser la inversa, nadie lo hubiera aceptado.

Sin embargo, los resultados durante la segunda mitad del siglo XX fueron decepcionantes. El crecimiento se detuvo, empezó un dramático proceso de reversión, y las perspectivas en el mediano y largo plazo, que venían siendo malas, se derrumbaron. La combinación de esas circunstancias se manifestó en una inflación persistente y cada vez más alta, una deuda pública creciente, un Estado sobredimensionado y a menudo inútil, un sistema financiero endeble, una baja competitividad reflejada en una menor participación en el comercio mundial. Cortos procesos expansivos –salvo en los años sesenta– fueron seguidos por crisis y devaluaciones que afectaron reiteradamente a los sectores de menores ingresos.




Dentro del rango de los paises desarrollados, Argentina en un principio estubo siempre dentro de los niveles mas altos, numero 13 o 15 aproximadamente.Actualmente se encuentra cerca del lugar 150 de la lista.


Basicamente es la historia de la economía Argentina, su cambio drástico dentro del tiempo, hace que los estandares de pobreza hallan incrementado.





La economía y su influencia directa

La economía de la República Argentina se beneficia de enormes recursos naturales, una población sumamente alfabetizada, un sector orientado a la exportación agrícola y una base industrial diversificada. Sin embargo, sus resultados económicos han sido muy desiguales a lo largo de la historia. A principios del siglo XX era uno de los países con mejores perspectivas del mundo, pero en la actualidad se ha estancado como un país de ingreso superior medio y en vías de desarrollo.
Este marcado desequilibrio económico incrementa los niveles de pobreza haciendolos parecer dificilmente superables; si lo pensamos friamente es un hecho, pero cuando se quiere alcanzar un objetivo siempre esta la manera de lograrlo, o por lo menos superar el problema en parte.

martes, 4 de diciembre de 2007

Como se vive después de la crisis

¿Nuevas oportunidades?

Bloque entrecomilladoLa crisis de Argentina de los años 2001 y 2002 tuvo múltiples causas, que resultan todavía de difícil explicación. Frente a la necesidad de evitar que el país vuelva a caer en el futuro en una circunstancia similar, cuya manifestación de mayor gravedad ha sido el costo social que sobrevino, es necesario dilucidar cuáles fueron las causales que operaron como desencadenantesBloque entrecomillado
Los periodos post-crisis no son fáciles,se trata de una cuestión compleja; aprovechar las nuevas oportunidades,alcanzando un tiempo de bonanza y resplendor o continuar un decamiento a veces peor que el recien superado, porque la situación se encuentra vulnerable a cualquier factor externo tanto como interno.

Es por esto que nosotras consideramos que para la superacion de la crisis implicó hacer una suerte de artificio metodológico, aislando a estos instrumentos de los efectos derivados de las decisiones (u omisiones) de políticas y de la gravitación de los factores internos y externos. Pese a que este recurso metodológico es necesariamente imperfecto y parcial, el intento está ampliamente justificado porque permite acceder a una visión más comprensiva del comportamiento de las cuentas públicas, lo cual a su vez aumenta la capacidad para descubrir la existencia de ciertas debilidades instrumentales, que podrían subsistir en la actualidad de la Argentina post-default.

Para ello, se ha debido realizar, con el debido detalle, una descripción sumaria de las principales características e instrumentos de los últimos quince años de la historia fiscal argentina.Pese a haberse creado un sistema moderno de administración financiera, con un plexo normativo bastante difícil de vulnerar, existieron falencias en la disponibilidad y en el uso de los instrumentos fiscales, especialmente en la falta de una clara exposición del Resultado Fiscal, el cual no captó la totalidad de los flujos que dieron origen al crecimiento nominal de la deuda pública, falencias que subsisten en el presente, en donde la atención de la opinión pública se mantiene excesivamente focalizada en el comportamiento del Superávit Primario.Con la intención de ofrecer vías de solución a este problema y a otros que se le vinculan, en la parte final del trabajo se formula una serie de recomendaciones de carácter técnico, las cuales son una especie de corolario de las enseñanzas emandas de los problemas apuntados.

Éstas se realizan, teniendo en cuenta, adicionalmente, que los sistemas, dispositivos y normas de administración financiera existentes, que tienen su origen en las reformas introducidas en los comienzos de la década del 90 y que han mantenido su vigencia hasta hoy, constituyen una plataforma suficientemente idónea y flexible como hacer factible su implementación.

Debe quedar claro, por último, que el esfuerzo realizado constituye sobre todo un aporte más al esclarecimiento de una cuestión de por sí altamente compleja y sobre la cual han gravitado razones políticas e institucionales, que trascienden a la especialidad del autor.

No obstante, no es difícil reconocer que después de la reestructuración de la deuda pública del año 2005 se le ha presentado a la Argentina una nueva oportunidad para salir de su estancamiento.

viernes, 30 de noviembre de 2007

Una cuestión inalienable

La pobreza representa un grave problema social que tiene implicaciones éticas, económicas y políticas consideradas como de primer orden. Sectores muy amplios de la población en nuestro Continente están afectados actualmente por una marcada situación de desempleo, de abandono, de hambre, de desnutrición y de marginalidad.
Esta condición atenta contra los derechos humanos y coloca, al gran número de personas afectadas, en situación de constante desasosiego social por lo que la estabilidad democrática en muchos países Latinoamericanos se ve seriamente comprometida, ya que es difícil el pensar que ella pueda afianzarse en tanto grandes sectores son excluidos de la economía y de la sociedad.

Un desafío para Latinoamérica
La pobreza existente en Latinoamérica, es un reflejo de la gran desigualdad que atenta contra el crecimiento económico, que dificulta los procesos de integración e impide que se den las condiciones deseadas para afrontar las exigencias del desarrollo y garantizar la seguridad del continente.
¿Nuestros vecinos insertos?


Si bien es cierto Argentina es el segundo exportador agropecuario y el tercer productor agrícola de la región latinoamericana, lo cual debería ubicar este país dentro de los mejores niveles ecónomicos:pero los beneficios que genera el sector no parecen revertir en el conjunto de la población. Se estima que la pobreza afecta a un 29,9 por ciento de los argentinos, siendo la incidencia mucho mayor en las zonas rurales. Allí, los datos disponibles de 2003 muestran que la pobreza extrema o indigencia afectaba al 40 por ciento de los hogares, en torno a 1,2 millones de personas.



La crisis económica que azotó el país en 2001 supuso un grave retroceso en las condiciones de vida de un país de ingresos medios como la Argentina. Si en 1999, antes de crisis, el porcentaje de población pobre era del 23,7 por ciento, la cifra prácticamente se duplicó con la recesión alcanzando el 45,4 por ciento en 2002. El país se está recuperando con rapidez de la crisis pero la incidencia de la pobreza al día de hoy aún es mayor que en la etapa anterior a la recesión.